Aunque en Puerto Rico no hubo una rebelión esclava general, sí ocurrieron pequeñas revueltas inspiradas por insurrecciones ocurridas en colonias vecinas. La primera rebelión esclava contra los españoles en la Isla ocurrió en 1527. Los insurrectos aprovecharon la debilidad económica de la colonia y el éxodo de los españoles, que migraron al Perú en busca del oro que ya se había agotado en Puerto Rico. Este tipo de revuelta provocó que, en 1551, se proclamara una prohibición para que los esclavos portaran armas.
Además, para prevenir las conspiraciones, los hacendados debían rendir un informe sobre sus esclavos prófugos cada seis meses. El propósito del informe era controlar el número de cimarrones para evitar que éstos se reunieran y atentaran en contra del Estado o la Corona. También, se promovían castigos severos para intimidar a los esclavos que pudieran considerar escaparse o rebelarse.
La primera conspiración de negros en Puerto Rico se descubrió en 1821. Un año más tarde, se delató otra rebelión en Guayama. Fueron muchas las rebeliones o conspiraciones que ocurrieron en Puerto Rico a lo largo del siglo XIX, y aún más luego de que en Inglaterra y Francia se aboliera la esclavitud, en 1833 y 1848 respectivamente.
Entre estas rebeliones, probablemente las más importantes fueron aquellas ocurridas en los partidos de Ponce y Bayamón, en 1848. En este último, los esclavos organizaron una conspiración que comenzaría a la medianoche del 29 de julio de 1848.
De acuerdo con el plan, los esclavos de diferentes haciendas del municipio llegarían hasta la hacienda de Miguel Figueres, en donde encontrarían sables y espadas bajo un mazo de caña picada. Luego, liberarían esclavos en otras haciendas y atacarían lugares estratégicos para tomar el pueblo. El próximo paso, consistía en degollar a los blancos y dirigirse a San Juan. Los planes nunca se llevaron a cabo, pues los esclavos fueron delatados.
A partir de este incidente, cesaron los intentos de rebelión entre los esclavos puertorriqueños, con la posible excepción de un levantamiento del que no se conoce mucho, ocurrido en 1855.
Además, para prevenir las conspiraciones, los hacendados debían rendir un informe sobre sus esclavos prófugos cada seis meses. El propósito del informe era controlar el número de cimarrones para evitar que éstos se reunieran y atentaran en contra del Estado o la Corona. También, se promovían castigos severos para intimidar a los esclavos que pudieran considerar escaparse o rebelarse.
La primera conspiración de negros en Puerto Rico se descubrió en 1821. Un año más tarde, se delató otra rebelión en Guayama. Fueron muchas las rebeliones o conspiraciones que ocurrieron en Puerto Rico a lo largo del siglo XIX, y aún más luego de que en Inglaterra y Francia se aboliera la esclavitud, en 1833 y 1848 respectivamente.
Entre estas rebeliones, probablemente las más importantes fueron aquellas ocurridas en los partidos de Ponce y Bayamón, en 1848. En este último, los esclavos organizaron una conspiración que comenzaría a la medianoche del 29 de julio de 1848.
De acuerdo con el plan, los esclavos de diferentes haciendas del municipio llegarían hasta la hacienda de Miguel Figueres, en donde encontrarían sables y espadas bajo un mazo de caña picada. Luego, liberarían esclavos en otras haciendas y atacarían lugares estratégicos para tomar el pueblo. El próximo paso, consistía en degollar a los blancos y dirigirse a San Juan. Los planes nunca se llevaron a cabo, pues los esclavos fueron delatados.
A partir de este incidente, cesaron los intentos de rebelión entre los esclavos puertorriqueños, con la posible excepción de un levantamiento del que no se conoce mucho, ocurrido en 1855.
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