Los esclavos vivían en casas construidas para ellos por sus dueños. Eran muy similares a los bohíos indígenas, construidos con las resistentes tablas de la palma. Sus techos eran a "dos aguas", lo que significa que formaban dos vertientes por donde bajaba el agua de lluvia. Se elaboraban con yaguas o yerba seca, para evitar que se colara el agua en el interior de la vivienda.
Los esclavos casados podían vivir en bohíos de una sola habitación. Sin embargo, la gran mayoría de ellos vivía en barracones o cuarteles, en donde se albergaban grupos grandes de esclavos, separados según sus sexos. Para evitar los riesgos a la salud de todos los miembros de la hacienda, las viviendas de los esclavos debían ser construidas en lugares secos y bien ventilados. Además, se construían elevadas sobre postes, para evitar el contacto con la insalubridad del suelo.
Al anochecer, el mayordomo pasaba lista para cerciorarse de que estaban todos presentes. Luego, los esclavos eran encerrados en sus barracones con cadenas y cerrojos. Además, una fuerte luz se mantenía encendida sobre las viviendas, mientras uno o dos vigilantes hacían la guardia.
Los esclavos casados podían vivir en bohíos de una sola habitación. Sin embargo, la gran mayoría de ellos vivía en barracones o cuarteles, en donde se albergaban grupos grandes de esclavos, separados según sus sexos. Para evitar los riesgos a la salud de todos los miembros de la hacienda, las viviendas de los esclavos debían ser construidas en lugares secos y bien ventilados. Además, se construían elevadas sobre postes, para evitar el contacto con la insalubridad del suelo.
Al anochecer, el mayordomo pasaba lista para cerciorarse de que estaban todos presentes. Luego, los esclavos eran encerrados en sus barracones con cadenas y cerrojos. Además, una fuerte luz se mantenía encendida sobre las viviendas, mientras uno o dos vigilantes hacían la guardia.
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