Díaz Soler relata que los dueños estaban obligados a suministrarles a sus esclavos al menos tres vestidos al año. Esto se hacía para todos los esclavos por igual, sin importar la edad. Las tres mudas de ropa consistían en un par de pantalones de lienzo, una camisa y un sombrero. También incluían un pañuelo y un camisón de lana para el frío. Las primeras dos mudas de ropa les eran entregadas al comenzar el año y ocho meses después, se les entregaba la tercera.
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