sábado, 15 de noviembre de 2008

Fugas y rebeliones

Aunque en Puerto Rico no hubo una rebelión esclava general, sí ocurrieron pequeñas revueltas inspiradas por insurrecciones ocurridas en colonias vecinas. La primera rebelión esclava contra los españoles en la Isla ocurrió en 1527. Los insurrectos aprovecharon la debilidad económica de la colonia y el éxodo de los españoles, que migraron al Perú en busca del oro que ya se había agotado en Puerto Rico. Este tipo de revuelta provocó que, en 1551, se proclamara una prohibición para que los esclavos portaran armas.
Además, para prevenir las conspiraciones, los hacendados debían rendir un informe sobre sus esclavos prófugos cada seis meses. El propósito del informe era controlar el número de cimarrones para evitar que éstos se reunieran y atentaran en contra del Estado o la Corona. También, se promovían castigos severos para intimidar a los esclavos que pudieran considerar escaparse o rebelarse.
La primera conspiración de negros en Puerto Rico se descubrió en 1821. Un año más tarde, se delató otra rebelión en Guayama. Fueron muchas las rebeliones o conspiraciones que ocurrieron en Puerto Rico a lo largo del siglo XIX, y aún más luego de que en Inglaterra y Francia se aboliera la esclavitud, en 1833 y 1848 respectivamente.
Entre estas rebeliones, probablemente las más importantes fueron aquellas ocurridas en los partidos de Ponce y Bayamón, en 1848. En este último, los esclavos organizaron una conspiración que comenzaría a la medianoche del 29 de julio de 1848.
De acuerdo con el plan, los esclavos de diferentes haciendas del municipio llegarían hasta la hacienda de Miguel Figueres, en donde encontrarían sables y espadas bajo un mazo de caña picada. Luego, liberarían esclavos en otras haciendas y atacarían lugares estratégicos para tomar el pueblo. El próximo paso, consistía en degollar a los blancos y dirigirse a San Juan. Los planes nunca se llevaron a cabo, pues los esclavos fueron delatados.
A partir de este incidente, cesaron los intentos de rebelión entre los esclavos puertorriqueños, con la posible excepción de un levantamiento del que no se conoce mucho, ocurrido en 1855.

Medidas disciplinarias






Cuando los esclavos africanos fueron inicialmente introducidos a la Isla, no existían leyes sobre su trato o sobre cómo debían ser administradas las medidas correctivas a su conducta. Sin embargo, esto no amilanó el ingenio de los amos, quienes desarrollaron innumerables castigos, la gran mayoría de ellos crueles e inhumanos.
Durante el siglo XVI, por ejemplo, si un esclavo se atrevía a levantarle la mano a su amo sin provocación, el negro podía perder su mano, sus orejas y hasta ser clavado de un brazo a un poste en plena plaza pública. Esta práctica fue descontinuada por la Corona, no por considerarla inhumana, sino porque inutilizaba a los trabajadores y sembraba el deseo de venganza entre éstos.
El rigor de los castigos provocó muchas deserciones y fugas en las plantaciones. De igual forma, ocurrió una inmensa cantidad de suicidios que desmoralizaban a las poblaciones esclavas. Para aminorar las fugas y las muertes en la segunda mitad del siglo XVIII, la Corona española desarrolló reglamentos para establecer penas correccionales a los esclavos delincuentes.
Los reglamentos indicaban la cantidad de latigazos que debía recibir el esclavo por cada ofensa. Por ejemplo, si el esclavo montaba a caballo sin la autorización de su amo, recibiría 100 azotes. Recibiría un castigo similar si se ausentaba por más de cuatro días a sus labores. Por otra parte, si portaba armas, se movía sin permiso o si estaba en compañía de cimarrones o esclavos fugitivos, recibiría 200 latigazos.
Otro de los castigos utilizados por los hacendados era "la calza y el ramal". En este castigo, los esclavos eran atados a un poste hasta la puesta del Sol, luego, se les colocaba una calza o argolla en su tobillo unida a un ramal o madero que pesaba 12 libras. Se le imponían 200 azotes de castigo si no cargaba el ramal por los dos meses reglamentarios.
Aunque los reglamentos de la época limitaban o prohibían ciertos castigos, los dueños de esclavos se las ingeniaron para crear nuevas penalidades que no estuvieran sujetas a las leyes. Una de éstas fue el boca abajo. Esta penalidad se administraba a hombres y mujeres por igual.
El historiador Cayetano Coll y Toste narró que en una ocasión presenció cómo una esclava fue amarrada a cuatro estacas que estaban en el suelo. Una vez allí, fue azotada seis veces. Al concluir el castigo, una esclava anciana lavó sus heridas con agua, vinagre y sal para evitar el tétano, y un grupo de hombres la cargó al hospital. Al inquirir sobre el motivo del suceso, Coll y Toste descubrió que la mujer fue castigada porque, desde que había quedado embarazada, se robaba el bacalao del almacén y se lo comía crudo.
Éstos son sólo algunos ejemplos de las crueldades que eran cometidas contra los esclavos en Puerto Rico. Muchos de ellos aceptaron su destino con resignación, mientras que otros tantos decidieron escapar o rebelarse.

domingo, 5 de octubre de 2008

Tares de los esclavos

La vida de los esclavos, sin embargo, estuvo marcada por el duro trabajo que realizaban. En Puerto Rico, las poblaciones esclavas se concentraron en las zonas costaneras, en donde se encontraban los cultivos de caña de azúcar y los ingenios en donde ésta se procesaba. En las plantaciones, los esclavos desarrollaron lazos con sus amos, quienes les garantizaban algunos derechos para evitar las rebeliones.
El esclavo, aunque no recibía salario por su trabajo, tenía satisfechas muchas de sus necesidades básicas. Por ejemplo, los dueños de los esclavos les suplían su vivienda, alimento, vestimenta y atención médica. Esto, sin embargo, no era producto de la generosidad del amo, sino de la necesidad de proteger una costosa inversión. Por esta razón, no era buena práctica abusar del esclavo, porque cuando éste moría, el amo perdía su valioso "instrumento" de producción.
En la Isla, los esclavos se clasificaban según las tareas que realizaban. Así, se identifican tres tipos de esclavos: los domésticos, los de tala y los jornaleros. Los esclavos domésticos eran los más privilegiados ya que, bajo el amparo de los amos, se desempeñaban en las tareas de la casa del hacendado, como cocinar, limpiar y criar a los hijos de éste. Por otra parte, los esclavos domésticos podían recibir donaciones de sus amos, en particular, el otorgamiento de su libertad.


Los esclavos de tala estaban encargados de las tareas propias de la agricultura. Éstos trabajaban en exceso de diez horas al día en el campo, realizando el más duro de los trabajos. En las haciendas azucareras, los esclavos de tala se dedicaban a cuidar a los animales de trabajo, así como cultivar y cortar la caña. Además, operaban los trapiches de caña, las pailas y los hornos. En estas tareas se desempeñaron, junto a los hombres, las mujeres y también los niños.
A diferencia de los demás esclavos, los esclavos jornaleros eran utilizados por sus dueños para realizar trabajos a cambio de un salario o jornal, que se repartía de forma desigual entre éstos y sus esclavos. Los esclavos jornaleros laboraban lejos de sus haciendas, en las obras de construcción de edificios, iglesias y caminos. Las esclavas jornaleras se desempeñaban vendiendo dulces y otros productos en las plazas y las calles del pueblo

Momentos de esparcimientos


En algunas ocasiones, los esclavos podían disfrutar de diversiones sencillas, siempre y cuando hubieran cumplido con sus deberes laborales y religiosos. Estos momentos de esparcimiento se llevaban a cabo en días festivos, entre las tres de la tarde y la puesta del sol. Así, los esclavos de una misma hacienda celebraban fiestas, bailes y juegos bajo la supervisión de los mayordomos de la estancia.
En estos momentos, los esclavos entonaban canciones y bailaban al ritmo de instrumentos de percusión, como el tam-tam africano o el tamboril desarrollado por los esclavos en la Isla. Díaz Soler menciona, además, un "guitarrillo" de cuatro cuerdas, creado por los esclavos a partir de la guitarra española.

Vestimenta del esclavo en Puerto Rico

Díaz Soler relata que los dueños estaban obligados a suministrarles a sus esclavos al menos tres vestidos al año. Esto se hacía para todos los esclavos por igual, sin importar la edad. Las tres mudas de ropa consistían en un par de pantalones de lienzo, una camisa y un sombrero. También incluían un pañuelo y un camisón de lana para el frío. Las primeras dos mudas de ropa les eran entregadas al comenzar el año y ocho meses después, se les entregaba la tercera.

Alimentación del esclavo en Puerto Rico



Herencia culinaria- Los negros, elemento aglutinador de la cultura caribeña, trajeron de Africa una cultura culinaria, que, al igual que sucede con muchos pueblos, les sirvió para mantener su identidad, por lo que la adaptaron a los ingredientes que encontraron en estas tierras, como el maíz, la yuca, o los pescados salados.
Pero también trajeron especias, plátanos, tubérculos como el ñame y granos como los gandules. El plátano era la base de la alimentación de los negros, pero su dieta también incluía arroz, habichuelas, pescados salados, pescados secos, malangas, ajíes picantes, cocos, aceites, melao de caña, maíz molido, y cerdo, animal del cual aprovechaban todo, incluidas las tripas. De los negros se heredó el uso acentuado de sus sofritos, y platos como el arroz con coco, los mofongos de plátano, los sancochos (cocidos), los dulces de coco, las arepas de harina, las empanadas y las alcapurrias. Pero también se incorporaron técnicas como el uso abundante de aceite para freír, y el de condimentos para minimizar los defectos de conservación que pudieran tener carnes y otros ingredientes.
Los negros cocinaban sobre planchas de metal, calentadas con leña, a las que se le denomina burenes.

La dieta del Esclavo- La dieta de los esclavos se basaba en el plátano, un fruto que fue introducido a la Isla como parte de los mismos intercambios comerciales que trajeron a los africanos a América. Su ración diaria, según el historiador Luis M. Díaz Soler, era de siete u ocho plátanos, que podían ser sustituidos por un equivalente en ñames, batatas u otros tubérculos.
Además, ingerían unas seis onzas de pescado salado o carne, y cuatro onzas de arroz o frijoles. En ocasiones, los esclavos también comían tortas de casabe, preparadas principalmente para el consumo de sus dueños. Al comenzar el día, bebían tazas de guarapo caliente con jengibre.

Barracones o Cuarteles

Los esclavos vivían en casas construidas para ellos por sus dueños. Eran muy similares a los bohíos indígenas, construidos con las resistentes tablas de la palma. Sus techos eran a "dos aguas", lo que significa que formaban dos vertientes por donde bajaba el agua de lluvia. Se elaboraban con yaguas o yerba seca, para evitar que se colara el agua en el interior de la vivienda.
Los esclavos casados podían vivir en bohíos de una sola habitación. Sin embargo, la gran mayoría de ellos vivía en barracones o cuarteles, en donde se albergaban grupos grandes de esclavos, separados según sus sexos. Para evitar los riesgos a la salud de todos los miembros de la hacienda, las viviendas de los esclavos debían ser construidas en lugares secos y bien ventilados. Además, se construían elevadas sobre postes, para evitar el contacto con la insalubridad del suelo.
Al anochecer, el mayordomo pasaba lista para cerciorarse de que estaban todos presentes. Luego, los esclavos eran encerrados en sus barracones con cadenas y cerrojos. Además, una fuerte luz se mantenía encendida sobre las viviendas, mientras uno o dos vigilantes hacían la guardia.

Amistad Video clip

¿Por qué traer negros esclavos a Puerto Rico?

A principios del s XVI, la mayor fuente de riqueza proveniente de las colonias españolas en América, no venía del oro ni la plata, sino de los cultivos de caña de azúcar. Estos cultivos, no muy complejos en cuanto a tecnología agraria, precisaban de terrenos extensos y vírgenes por una parte y de abundante mano obrera no necesariamente cualificada.
El español, bien fuera por orgullo o por pereza, no estaba al caso de trabajar en ello. Por otra parte los indígenas practicamente había sido exterminados. La solución vino de África y resultó ser la importación de esclavos negros. Y no podía ser de otro modo por motivos de peso en aquella época.
La corona castellana insistía en que el indio no podía ser esclavizado por tratarse jurídicamente de súbditos de la corona castellana.
La realidad es que esclavizar a los indigenas contradecia las Bulas papales alejandrianas, documento que otorgaba el monoplio de explotación-colonización de las nuevas tierras a Castilla. Pero el esclavizar a la población en lugar de adoctrinarla en la religión católica automáticamente haría que Castilla perdiera el citado monopolio. El indio por tanto, de acuerdo a la ley debía disfrutar de libertad personal. Aún así, como sabemos, el indígena fue empleado en actividades como la encomienda, que rozaba con la esclavitud, en la práctica, pero que legalmente no lo era.
El negro era “otro asunto”. El negro era súbdito de reyes independientes africanos. Los europeos visitaban Africa como comerciantes, no como soberanos y si los gobernentes africanos al guerrear entre si, hacían prisioneros y los esclavizaban e incluso comercializaban con ellos, no era responsabilidad de los europeos plantearse el derecho de libertad para aquellos esclavos. Lo que se exigía a las monarquias europeas, en especial la española, era que los esclavos procedieran de “guerras justas” entre los soberanos africanos, no que fueran producto de cacería para comercio (como en la práctica sucedió). Obviamente, en los puertos africanos, nadie se interesaba mucho por descubrir cuál era el motivo que había convertido en esclavos a aquellas personas.
En conclusión, la legalidad de su esclavitud descansaba en la independencia de los reyes indígenas africanos que suministraban esclavos: El soberano europeo no tenía la culpa de que aquellos negros fueran esclavos sencillamente porque ya lo eran antes de ser vendidos a los traficantes europeos.
Bajo esta sencilla justificación fue como, prácticamente sin discusión (a excepción de algunas dudas, pero poco persistentes procedentes de alguna orden religiosa), se mantuvo la esclavitud del negro como aceptable hasta el s. XVIII.

Los primeros esclavos en Puerto Rico


Los primeros esclavos que trajeron a la isla de Puerto Rico fueron los landinos . Estos conocían el castellano , practicaban la religión católica y conocían las costumbres de sus amos. Sin embargo, muchos de ellos se escaparon a las montañas tras llegar a América y verse obligados a trabajar en la extracción y fundición del oro. Otros simplemente se resistieron al trabajo.

Otros grupos de esclavos traídos a la isla lo fueron :



  • jelofes : vivían en los márgenes del río Senegal. Su religión era islámica, por lo que eran considerados rebeldes y peligrosos.


  • bozales: a quienes llamaban también congos provenían de la Sierra Leona y llegaron a la Isla durante los siglos 16 y 17


  • Mandingas: provenían de Senegal y Gambia. Eran islámicos y de ellos sale el refrán " El que no tiene dinga tiene mandinga"


  • Angolos: provenían de Angola y fueron introducidos por los portugueses durante el siglo 19. Su aportación a nuestra cultura incluye los vocablos candungo, quimbombó, funche y motete.


  • Yorubas: provenían de Nigeria y son los propulsores de las tradiciones yorubas y el culto a Shangó, que se diseminó por lugares como Loiza Aldea.

Comienza la esclavitud en Puerto Rico

Los negros libres en la conquista de Puerto Rico. Después de los viajes del Descubrimiento, los esclavos negros fueron traídos por primera vez a América por Nicolás de Ovando, en 1502. Ovando era el gobernador general de Indias y estableció su centro de mando en la isla de La Española. Ovando trajo consigo a varios esclavos de España para que le sirvieran. En Puerto Rico los primeros esclavos africanos fueron introducidos por Jerónimo de Bruselas, un fundidor flamenco que trajo dos sirvientes negros de España.
Sin embargo, no todos los esclavos que llegaron con la conquista fueron esclavos.Pero tambien con la llegada de los conquistadores llegaron negros libres (1513), sobre todo de España, donde habían sido aculturados y cristianizados. a ésstos se les conocian como landinos Francisco Piñón es un ejemplo de un negro libre en los comienzos de la conquista (1512). este hombre y su familia se dedicó a la minería. Como otros propietarios tuvo esclavos negros e indios. Otro ejemplo de negros esclavos que llegó en ese periodo fue Juan Garrido. http://www.vozdelcentro.org/?p=470 De éste se decía era un príncipe africano. realmente había sido un esclavo manumiso (liberado) en Portugal. Garrido se embarcó en el segundo viaje de Cristobal Colón hacia el Nuevo Mundo, como tantos otros conquistadores , en busca de riquezas y aventura. Trabajó en las minas en Puerto Rico al comienzo de la conquista (1516-1518) y luego se unió a las huestas militares españolas como soldado que conquistaron a México (1523). Hay que destacar también la presencia del mulato Francisco Mejías, producto del mestizaje racial que se estaba dándo en España. Francisco Mejías pasó a la historia por el dato historico de que murió defendiendo a la cacica taina Luisa en un ataque de los caribes.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Africa moderna

La trata de negros

Durante muchos siglos, las potencias extranjeras han asolado el Africa negra en busca de mano de obra esclava. Desde Tombuctú y otros puntos del interior, mercaderes musulmanes adquirían esclavos y los trasladaban por diferentes rutas hacia ciudades como Marrakech, Argel, Trípoli o El Cairo. Zanzibar era el punto desde el que salían hasta el importante encave de la isla Reunión. Otro puerto, Malindi, servía de puerta de salida hacia el Indico, la península Arábiga o, cruzando el Mar Rojo, la misma Constantinopla. También las plantaciones y minas de América fueron trabajadas por mano de obra esclava, procedente de Africa. Portugal tenía el monopolio sobre los puertos de Benguela, Luanda y Loango. Sao Tomé, Fernando Poo, Accra o Gorea, entre otros puntos de la llamada Costa de los Esclavos, eran objeto de la libre competencia entre europeos. Desde estos puertos salían las rutas transatlánticas de transporte de esclavos hacia América. Virginia y Luisiana en Norteamérica; Santo Domingo, Jamaica y Nueva Granada en la América central, y Pernambuco o Bahía, en la del Sur, eran los puntos de entrada de los esclavos al nuevo continente. Se calcula que, en total, entre 50 y 100 millones de personas fueron arrancadas y convertidas en esclavos a partir del siglo XV.